Apropiarse de una nueva lengua requiere del manejo adecuado de varias habilidades comunicativas, como lo son; la expresión oral (hablar), la comprensión oral (escuchar), la expresión escrita (escribir), la comprensión escrita (leer).

La primera etapa de adquisición de una lengua comienza con la exposición a los sonidos (sistema fonológico) de dicho idioma. Todo idioma cuenta con un sistema fonológico diferente, unos más extensos que otros. El español cuanta con 22 fonemas (sonidos), el francés con 37 fonemas, y el inglés con 44.

Es interesante resaltar el hecho de que todos (exceptuando problemas auditivos o neurológicos) nacemos con la capacidad de ser políglotas. Desafortunadamente, esta capacidad es algo que se pierde con el paso del tiempo. Es decir, que con la llegada de la pubertad, comienza lo que se conoce como “sordera fonológica” lo que significa, que nuestro oido, ya en esta etapa, se ha adaptado a los sonidos de nuestra lengua materna y se le hace más difícil reconocer y por ende reproducir los nuevos sonidos de la lengua aprendida.

Partiendo de este hecho, la precocidad en la exposición a una segunda y/o tercera lengua será beneficioso para el aprendiz, ya que su pronunciación se verá afectada positivamente. Con esto, podemos afirmar que exponer a nuestros hijos desde temprana edad (antes de los 8 años) aumentará sus posibilidades de alcanzar un acento nativo.

La capacidad de adquirir una pronunciación cercana a la nativa es uno de los beneficios más importantes del aprendizaje de un nuevo idioma durante la niñez. Otro de los beneficios, es la forma natural e inconsciente con la cual se instala esta nueva lengua. El niño es un “experto” en el aprendizaje de una lengua, ya que justo lo acaba de hacer con su legua materna.

Sin embargo, no podemos descartar el hecho de que comenzar el aprendizaje de un nuevo idioma en cualquier etapa de la vida, brinda algún tipo de beneficio lingüístico. Por ejemplo, el adulto será capaz de aprender más cantidad de vocabulario o bien será capaz de comprender y utilizar la gramática de forma más efectiva.

MSc. Ana Prato

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